Durante la lluviosa tarde de ayer tuve la oportunidad de mirar "La Cacería", una muy buena película danesa de 2012. Más allá de recomendarla, dado que realmente está muy bien realizada, quería compartir una analogía con los casos de linchamiento mediático que ocurren en la Argentina muy a menudo.
La película transcurre en un pequeño pueblo danés donde todos se conocen. Lukas es un personaje entrañable, amigo de todos, querido por todos que trabaja en el jardín de infantes del pueblo, en donde es acusado de abuso sexual de una niña (que es la hija de su mejor amigo). Aquí es donde hay que parar por delicadeza, existe en el derecho internacional, casi unanimemente, un principio de inocencia que indica que lo que debe demostrarse es la culpabilidad de un sospechoso, pero que debería suponerse inicialmente inocente hasta que se demuestre lo contrario. Obviamente hay casos en los que la sospecha debe disparar alertas inmediatamente, como lo es el abuso de menores. En algún momento, en la Argentina se equiparó la corrupción pública (nunca la corrupción privada es vista como un delito, sino como una avivada) con el abuso de menores. Es decir, inmediatamente que un personaje sea señalado como corrupto, alcanza el status de criminal, culpable y debe ser separado al instante de su cargo sin más.
En la película, la niña supuestamente abusada, cuando comienza el proceso, confiesa que estaba equivocada y que fue una estupidez suya por despecho (la niñita aparentemente estaba enamorada de Lukas), pero toda la comunidad insiste con que "lo que pasó, pasó, quizás tu mente intenta bloquear un hecho tan aberrante". De hecho, con el pasar del tiempo, la niña se va convenciendo que la propia mentira que inventó es verdad, ya que todo el planeta le dice que es verdad, y llega, en secreto, a buscarlo a Lukas y confesarle que realmente no sabe si él abusó de ella, dado que no se acuerda...
Para colmo, el procedimiento policial indica que ante la sospecha de un caso de abuso, debe indicarse a los padres de todo el establecimiento cuáles son los principales indicios de un abuso... Al poco tiempo, casi todos los niños del jardín evidencian estos indicios. De hecho, durante las investigaciones todos los niños describen con claridad de detalles lo siguiente: Lukas los llevaba a su casa, los bajaba al sótano, y en el sofá, abusaba de ellos. Con estos detalles de la investigación, se lo detiene a Lukas y se allana su casa... Es interesante que se encuentra que no había sofá, ni sótano alguno...
Más interesante aún es que, incluso una vez demostrada la inocencia, el estigma social es tremendo. El imputado sufre en carne propia vejámenes tremendos.
El fondo de la cuestión es el siguiente ¿A alguien alguna vez le interesó la verdad? Ni a los vecinos del entrañable pueblito de Dinamarca, ni a Clarín, ni a Lanata, ni a los indignados.... ¿Es tan fuerte una falacia como la siguiente: La credibilidad está por encima de la veracidad? Es decir, los medios ponderan hoy en día la credibilidad: No me interesa si lo que dice el tipo que está en la pantalla es verdad, sino si es creíble ¿Cuántas veces dice Lanata como argumente "no me importa, porque vos ya lo sabías, porque acá te lo dijimos, e hiper recontra chequeamos todo"? Realmente si es culpable o inocente no le interesa a nadie. Lo único que importa en los medios es qué proporción de gente cree lo que decís...