miércoles, 22 de mayo de 2013

Sobre el Corto siglo XX

Luego de descargar tensiones en el post anterior, y ante la imposibilidad de llevar la discusión en los términos que conozco, o mejor dicho, que intento conocer, es decir, el racionalismo, paso a compartir una reflexión.

Toda conciencia que se jacte de tal, admite en si misma una condición necesaria para su existencia: el tiempo. No suficiente, pero necesaria.
La uniformidad del tiempo puede considerarse un enunciado trivial. De hecho, en términos de la Crítica de la Razón Pura, estaríamos hablando de un juicio analítico a priori (una intuición a priori), dado que no es una observación que se desprenda de la realidad. Todo lo contrario, en la definición del tiempo incluimos la uniformidad, por tanto en el enunciado "El tiempo es Uniforme" el predicado de la proposición es parte del sujeto. Estamos ante una trivialidad de tipo circular.
Quizás el tiempo sea uniforme sólo por no opacar a los hechos de la realidad ¡Mala plaza sentarían "los hechos" de "fenómenos", si no pudieran competir con la "heterogeneidad" del tiempo!
La civilización ha llegado a cierto consenso sobre cómo medir el tiempo, por lo tanto, no tiene sentido proponer un plan de pago en cuotas mensuales, en el que los meses "pasen rápido".
Si bien la idea de Eric Hobsbawm de un siglo XVIII largo, de otro siglo XIX largo y de un siglo XX corto no atenta contra el enunciado anterior, nos abre la cabeza en muchos sentidos. Por lo menos, en mi caso, las pocas veces que entendí a Hobsbawm, pude experimentar eso que otros llaman "el gozo intelectual".
El mentado genio marxista nos ilustra con un siglo veinte que comienza con el inicio de la primer guerra mundial, la caída de varios imperios (potenciales o en proceso de convertirse en imperios), y que finaliza con la caída de la URSS. Bajo este imperativo, el último día del siglo XX fue el 25/12/1991. Seguramente yo me lo perdí, dado que estaba ocupado con mis hormonas (13 años) y con mis regalos de Navidad.
Hobsbawm ha escrito mucho sobre el siglo XXI, de hecho he disfrutado de un texto en el que pone como hipótesis la no-necesidad del estado nación para el desarrollo del conflicto del siglo XXI. Demasiado para una mente tan elemental como la mía.
Siguiendo con el hilo de la uniformidad del tiempo, sería esperable, bajo esta concepción de la historia, que el primer día del siglo XXI sea fijado el 26/12/1991... Pero me gusta pensar lo siguiente:
Hace un tiempo compartí con el Turco Tangir de "El Gato Escaldado" la inquietud sobre el verdadero comienzo del siglo XXI, y creo, desde mi humilde punto de vista que el siglo XXI comienza, esta vez en un "remoto" punto de sudamérica, el 6/12/1998, el día en el que el pueblo venezolano elige a Chavez presidente y da comienzo a una serie de cambios en toda sudamérica, que lo exceden a él mismo, a los venezolanos en tanto patria chica como parte de la patria grande, y de los que aún no somos del todo conscientes.
Ahora, volviendo con la uniformidad del tiempo ¿qué pasa con esa larga "noche" de 7 años entre el último día del siglo XX y el primer día del siglo XXI?
Con esta última pregunta me gusta suspender la credulidad y pensar que no sólo fue la noche en la que el caudillo despertó de un sueño en el que era un militar golpista, que viajaba por todo el continente entrevistándose con personajes que iban desde militares carapintadas a cuadros del ERP, y que termina adoptando al socialismo como ideología por no bajarse del caballo. Sino que es la noche en la que el pueblo crea sus héroes, toma un militar con las tan mentadas características, lo hace percibir la realidad, ver a futuro un proyecto, convertirlo en un extraordinario improvisador*, en un cultísimo orador y acercarlo a la experiencia más justa de América hasta el momento, la cubana.
¿Son los héroes que escriben la historia? ¿O se trata de una trivialidad circular? Es decir que en el mismo concepto del héroe está el pueblo, es decir, que del pueblo va a surgir un héroe que escriba la historia y que es intrínseco a la dialéctica de la misma.

*Comentario al margen: el sentido común de la clase media, es decir, el de la clase dominante suele tratar peyorativamente a los improvisadores. En tanto secretario general autodenominado del gremio de los improvisadores (lo hago como puedo en el piano) intento desde mi posición refutar tan vil argumento. En la música, contrariamente a lo que se cree, hay que estudiar muchísimo para poder improvisar, no se trata de tocar lo que venga. Sólo unos pocos elegidos pueden hacer eso (es decir, tocar lo primero que les venga a la mente y que sea una genialidad). Los mismo giles que compran el discurso dominante suelen ser los que creen que pueden ser uno de esos genios, son los mismos que no quieren que les cobren impuestos a los ricos, dado que en la timba de la vida, ellos pueden ser los ricos del año que viene, y para ir allanando el camino, conviene pensar así...

Clima insoportable

Hace rato que no escribo.
El ambiente oficinista de clase media se ha tornado irrespirable ¡Qué victoria cultural la del poder económico! Notable.
El lunes pasado se me acercó alguien de mi entorno laboral, a quien no considero estúpido (tampoco creo que sea quien demuestre de una vez y para siempre si P = NP o no...) si había visto a Lanata, y si me percataba de lo mal que estábamos, de los robos con la obra pública, et cétera.
Es notable que el trabajo de esta persona es controlar la ejecución de la obra pública, sin embargo, se despacha con "se la roban toda"... Vamos. O es cómplice o no se la roban toda. No tengo por qué desconfiar, creo en la segunda hipótesis. Pero bueno, esa es otra discusión.
Más que ponerme a pelear, le dije que parece que si bien se está investigando, y me parece bárbaro, hay un show montado, que los testigos no afirman lo mismo que dicen en el show frente a un juez, que este gobierno admite cierto nivel de corrupción que no escapa a la media mundial, pero que de ninguna manera es una máquina de robar, que hay que tener en cuenta que es un gobierno que nos hizo ahorrar U$S70.000.000.000 de un sólo plumazo a fines de 2005, y otras cosas.
Soy un estúpido, todos los argumentos que expuse son razonables. Muchos irrefutables. Esta gente no razona, admite como absolutamente verdadero lo que el show mediático de la clase dominante les exponga. Todo lo que ataque a ese sentido común es proferido por un idiota, un corrupto o un ingenuo. En esta tercer categoría me encuentro ahora para este señor.
La conclusión según esta persona fue una gran decepción, ya que pensaba que yo era honesto, pero por lo visto, estaba a favor de que la corrupción quede en un gris y que no salga a la luz. Lo cual nunca afirmé. Sólo afirmé que de ninguna manera esta gente busca la verdad. De hecho debe haber algo de verdad en lo que dicen, pero lo más triste es que ni les interesa. Tienen los medios como para coptar la subjetividad de miles de tipos como este personaje, y eso es lo que hacen.
Es notable lo que pasó con Dolina hace unos días:
http://www.youtube.com/watch?v=m09aGz2kyiE 
http://www.youtube.com/watch?v=REQrlLznw3Q 

Bueno... Ya me descargué.... Me parece que viene una época dura de extrema cerrazón intelectual.